lunes, 23 de julio de 2012

No hay nada. No tenemos nada.


No hay nada. No tenemos nada. Ésta (más o menos así) fue la respuesta de una compañera de un foro en el que participo a mi pregunta si había alguna línea de investigación que estuviera funcionando.

El otro día veía un video en donde no se en qué país ni qué doctor estaba logrando avances en la regeneración medular. La pobre ratita intentaba caminar y se escuchaba a la técnica del laboratorio animarla diciendo algo así como “vamos, vamos pequeña”. Una imagen absolutamente alejada del rigor científico. Era evidente que el video (ya podemos decir que el contenido era puramente promocional) hacía más hincapié en la emoción de ver a la ratita “esforzándose” gracias a los ánimos de la “científica”. Patético.

Todos los proyectos dicen necesitar dinero para continuar sus ensayos. Todos de alguna manera recurren a resaltar sus logros y por lo general se apela a mantener una imagen seria en formas y contenidos (evidentemente no era el caso de este video). 

Muchas líneas muchos científicos, muchas asociaciones, muchas fundaciones. Demasiadas. Todos pretenden curar las lesiones medulares.

Yo hace muy poquito que formo parte de la legión de los lesionados. Tenía una visión muy lógica y realista sobre mi lesión en particular y las posibilidades de recuperación. Ninguna.

Si bien la regeneración medular es nula en la actualidad en algún futuro será una realidad y la cura a las lesiones serán concretas y efectivas. Cuando vi otros videos (un poco más creíbles) y leer algunos informes comencé a pensar en la posibilidad cercana de este futuro incierto. Se generó en mi una expectativa, una especie de luz de esperanza. Se despierta el duende que presenta la tentación de querer curarte YA.

Imaginar esto o hacer la fuerza contraria suficiente para intentar no dejarte llevar con el riesgo de romper con las esperanzas y la ilusión. Quedarte solo e inmóvil ocupado nada más que en bajar la cabeza y mirar como si deseara estar cada vez más cerca del suelo duro y frío.

Yo no estoy acá para eso. Yo quiero hacer algo. Necesito sentirme vivo y luchando. Tengo la necesidad de comprometerme en algún proyecto. Involucrarme e invertir, no solo en tiempo y dinero (¿cuál es el precio de la cura?).

Pero eso si. No quiero potenciar a ningún egoísta. A tutelados, que solo piensan en buscar un rinconcito seguro para poner el microscopio que compró (de segunda mano) la fundación o Estado que les da de comer a la espera de resultados. Mediocres visionarios.

Tampoco quiero apoyar a mecenas utilitarios que creen saber cómo se hace y manejan los hilos de estructuras que ellos mismos generan para que ningún otro pueda meterse.

Quiero trabajar en algún plan con gente seria. Trabajar sintiéndome a la par de ellos. Con funciones diferentes, según las capacidades, pero sabiendo que podemos respaldarnos mutuamente. Estar atento a lo que necesiten pero con la tranquilidad de que ellos también me escuchan. Valorarnos mutuamente y valorar a los demás proyectos que anden dando vuelta por ahí.

Muy posiblemente estos pensamientos sean una absoluta tontería. Muchos estarán especulando que esto ya hace años que está planteado y no sólo en esta área de la salud.

Pido perdón por la obviedad pero tenía ganas de compartirlo.

Lo publiqué también en el foro para desahogarme un poco. Ahí hay muchos compañeros que quizá piensen y hayan experimentado estas sensaciones.