En el accidente, entre varias, tuve 3 pérdidas que son las
que considero más importantes y que de alguna manera son las responsables de la necesidad de cambiar mi forma de vida.
No puedo caminar. No tengo control de esfínteres.
Insensibilidad total de la cintura (alta) para abajo.
Esta última pérdida es la que trae asociada invariablemente
la pérdida de sensibilidad de mis genitales y por ende la perdida de capacidad
de tener orgasmos.
El caminar se suple con bastante obviedad. El control de
esfínteres se suple con una buena cultura
alimenticia, cateterismo y reeducación orgánica.
La tercer pérdida no se puede reconstruir o reacondicionar o
ni siquiera reeducar. No puedo tener orgasmos. Lo extraño, lo echo de menos. No
puedo eyacular o por lo menos no puedo hacerlo como estaba acostumbrado.
Si hablamos de relaciones sexuales genitales, puedo tenerlas.
No perdí la capacidad de erección. Si bien ésta se produce por la excitación
sexual también tengo intacto el sistema parasimpático que hace que independientemente
de lo que se me pase por la cabeza o de lo que no pueda sentir en el pene,
tenga erección.
No es como antes. Tiene que haber una estimulación táctil y
además, según el momento, puede no ser tan prolongada como sería necesario.
Aunque esto lo puedo “controlar” con medicación.
Pero esto no es tan útil para mí dado que no tengo
sensibilidad y no puedo culminar con el orgasmo. Me puede ayudar psicológicamente
pero el objeto es que mi mujer pueda seguir teniendo una vida sexual genital más
o menos como antes.
No es mi caso porque no lo necesito pero sé que hay técnicas
no invasivas para ayudar a tener eyaculación. Alguna vez lo intenté en el
hospital con el Dr. Amor, pero a mí no me resultó. El objetivo es obtener
espermatozoides para poder tener hijos. No era mi caso, pero quería probar a
ver si funcionaba. Para los lesionados que quieran tener hijos existe esta
técnica pero hay algunas otras y con resultados satisfactorios. Pero ninguno de
ellos tienen que ver con la recuperación del orgasmo. Todos son para obtención
de espermatozoides.
No voy a hablar acá de la satisfacción sexual o no de mi
querida Clau (pueden preguntarle a ella si es el caso). Seré un poco egoísta y
escribiré sobre mí.
Estoy descubriendo otras formas y otros “lugares” de sensibilidad
que si bien no son para nada similares a lo que ya bien conocía, me dan la
posibilidad de sentirme de forma muy placentera. Tiene que ver con una
sensibilidad que se agudizó en mi espalda y en algunos puntos de mi pecho. En
la espalda la hipersensibilidad se agudiza y por varios minutos la puedo
disfrutar en forma plena. En el caso del pecho es muy extraño. En una situación
de vida normal me molesta bastante si algo, alguien o incluso yo mismo, apenas me
toco. Es concretamente en el frente, donde terminan las costillas, bajo las
tetillas. Me irrita bastante sobre todo si es algo que me roza o me toca de
forma inesperada. Yo la llamaría una hipersensibilidad “mala”. Pero si estoy
relajado y en el “fragor de la lucha” de mimos y caricias esta sensibilidad magnificada
se transforma en “buena”. Lo mismo pasa con mi cabeza que se convierte en una
especie de antena receptora y amplificadora de caricias.
Todo este conjunto de arrumacos y mimos hacen que me pueda
elevar para realizar un vuelo de placer y éxtasis que dura unos cuantos minutos.
No tiene un punto culminante ni es tan devastador, dramático y explosivo como
un orgasmo pero debo reconocer que cada día estoy disfrutando más.
Eso si. Tengo que agradecer a Clau que paciente y amorosamente
pone todo su amor en ayudarme al redescubrimiento de la nueva vida.