Uno de los problemas que más miedo me daba. Mis esfínteres.
Uno aprende rápido a saber que no puede caminar. ¿¡Qué remedio!? Pero con el
tema del control de esfínteres ya cambiaba un poco la cosa. Además no había un
camino o método a seguir. No todos somos iguales.
Con el tema de la orina estaba más tranquilo. No necesito
sondaje permanente. Eso ya hace más sencillo el control. No tengo pérdidas. Entonces
solo tengo que controlar la ingesta de líquidos y realizo autosondajes más o
menos vigilados.
Pero el tema era el otro…
En el hospital no tienen muy claro la forma de enseñarte a evacuar
el intestino. En mi planta original me daban un laxante todos los días al
mediodía. Y además me ponían un supositorio día por medio. Esto era inexorable.
Pero no sincronizaban conmigo y con mis horarios. Además al principio yo no
podía ir al baño por mis medios. Siempre tuve vergüenza cuando tenía que llamar
para que me limpiaran. Nunca dejé de tener vergüenza. Era una situación caótica
para mí. Los celadores se reían porque no dejaba de pedirles perdón. Claro que
todo generaba bromas para hacerme sentir un poco más cómodo. “Hoy, creo que
tienes récord. ¡Si! ¡550 grs., señores!” Daba resultado a medias porque nos
reíamos todos pero yo seguía teniendo mucha vergüenza. Necesitaba evolucionar.
No podía controlar. No tenía horarios. La naturaleza podía
estar llamándome pero yo no la escuchaba.
Como se sentía ignorada por mi sordera, se expresaba cuando quería y cómo
quería… ¡Y yo necesitaba saber cómo poder controlarlo!. Me imaginaba sentándome
en el inodoro (váter) y apretando el botón en mi panza que decía “Evac”. Y así,
sin más, todo el material de desecho desapareciera en forma inmediata de mis
entrañas. ¡Ya está!
…
Calma, tranquilidad, paciencia. Eran las palabras que
escuchaba de toda la gente que me rodeaba.
El tiempo pasaba y yo ya estaba cada vez más independiente. “Trata
de sentarte todos los días a la tarde”, me decían los enfermeros. Pero yo
quería volver a hacer lo que hacía antes de la lesión. Quería despertarme, ir
al baño, ducharme y ya listo para encarar el día. Todos los días. Todas las
mañanas. Quería volver a hacer esa rutina. Me lo planteé como objetivo. Me
haría sentir mejor.
Cambié el horario del laxante. Tomaría uno todos los días a
la noche. Equilibraría la dieta de tal forma que no pasaría un día sin comer
frutas y fibra. Todas las mañanas comenzaría mi rutina sea la hora que fuese.
Recuerdo que tenía que estar en el gimnasio a las 8:30. Comencé a poner el
despertador a las 7:00. De todas formas siempre llevaba pañales, por las dudas.
Algunos días iba bien, otros fatal. A veces me excedía con
el consumo de frutas y sufría las consecuencias. Pero comencé a sentir que
ganaba batallas cada jornada que pasaba.
Hasta que un día, estando en la consulta del Dr. Sánchez
Ramos (Ver post Yo
también visité al Dr. Amor), éste me dijo. “¿Pero todavía está usando
pañales? Hombre, no los va a usar toda su vida, ¿no?” Al día siguiente superaba una meta más.
Me fui del hospital con el doble placer de haber logrado
reeducar y controlar algo que supuse que no iba a poder hacer nunca. Además de
volver a realizar una rutina que hasta el día de hoy es ineludible y que me
hace sentir muy bien.
9 comentarios:
Dos cosas quiero comentar sobre este Post, la primera es que este es el tama que peor llevan los lesionados medulares sin duda porque lleva tiempo su reeducación y medio control y porque es el que más les condiciona y limita socialmente.
El otro es que gracias al Dr. Amor, los varones empiezan a usar sus tradicionales "calzoncilos".Ya se lo he óído a otros pacientes. No se si es que este aspecto no lo trata nadie más, algo que me sorprende realmente.
Ya te digo. Nadie en el hospital encaró el tema conmigo. Yo lo llevé adelante porque vi que sería un obstáculo importante para mí. Me ayudaron mucho las charlas informativas.
En cuanto al Dr. Sanchez Ramos, me ayudó mucho al darme seguridad para dejar los pañales. Nadie además de él, tocó el tema.
Creo que es porque el tema es tierra sin dueño. No tiene que ver con fisio. Tampoco la doctora. Menos en Terapia. Psicología, ni hablar. Además cada paciente tiene sus características particulares. Supongo que la responsabilidad podría caer en enfermería. Pero como no hay un enfermero de cabecera...
Hay una enfermera en el Hospital que aborda este tema pero creo que no se remite a ella a los pacientes. Es, creo, la que da la charla en el ciclo de conferencias "Qué debe saber sobre la lesión medular". Veo que las charlas te fueron útiles al menos.
Cuando dices : Psicología, ni hablar, no sé qué quieres decir. Yo lo abordo con todo el que me consulta y remito a quien creo que puede responder mejor o doy material escrito (hay algunos libritos).eassenc ityuch
María Angeles, me refería a que enseñarte a evacuar digitalmente o poner supositorios o hacer cálculos horarios con laxante no es tarea de psicología.
Claro que si en el tema de las inseguridades. Pero lo práctico está más en manos (creo) que de enfermería.
La enfermera a la que hacés referencia creo que es la misma que organiza el curso. Ella muy amablemente se ofrece a ayudarte e invita a que acudas. Pero sigue dependiendo de tu voluntad y ganas. Además de ir a las charlas, que muy poca gente va.
Hago una referencia a estas charlas formativas en mi post "Alguna pregunta?"
http://horacionovello.blogspot.com/2012/01/alguna-pregunta.html
Hola Horacio,gracias por publicar esta entrada, que difícil es en verdad esa situación, pero por la forma en que lo escribes parece que se puede lograr, este es un gran problema para mi amigo, sabes, hasta se enoja y obvio le da mucha vergüenza. Pero me has dado buenos tips, para informarle!!Gracias!
Hola Anónimo, me encantaría saber quién sos!!
Un saludo a tu amigo y dale mis ánimos. Te puedo asegurar que se puede controlar muy bien la cosa. A mi también me da mucha verguenza el tema, pero se puede controlar.
Me llamo Adry, y escribo desde México. Busco como ayudar a un gran amigo que tengo y que tiene una lesión, y todo lo que escriben me ayuda mucho! Gracias por compartirlo! Adrymex!
Adry, gracias por salir del "anonimato". Y muchas gracias también por lo que hacés por tu amigo.
Es muy bueno compartir nuestras vivencias para poder, no solo sentirnos acompañados, sino también para saber que el esfuerzo nos sirve a todos.
Besos desde España con acento argentino.
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