viernes, 27 de abril de 2012

Mi sexualidad con lesión


En el accidente, entre varias, tuve 3 pérdidas que son las que considero más importantes y que de alguna manera son las responsables de la necesidad de cambiar mi forma de vida.

No puedo caminar. No tengo control de esfínteres. Insensibilidad total de la cintura (alta) para abajo.
Esta última pérdida es la que trae asociada invariablemente la pérdida de sensibilidad de mis genitales y por ende la perdida de capacidad de tener orgasmos.

El caminar se suple con bastante obviedad. El control de esfínteres se suple con una buena  cultura alimenticia, cateterismo y reeducación orgánica.

La tercer pérdida no se puede reconstruir o reacondicionar o ni siquiera reeducar. No puedo tener orgasmos. Lo extraño, lo echo de menos. No puedo eyacular o por lo menos no puedo hacerlo como estaba acostumbrado.

Si hablamos de relaciones sexuales genitales, puedo tenerlas. No perdí la capacidad de erección. Si bien ésta se produce por la excitación sexual también tengo intacto el sistema parasimpático que hace que independientemente de lo que se me pase por la cabeza o de lo que no pueda sentir en el pene, tenga erección.

No es como antes. Tiene que haber una estimulación táctil y además, según el momento, puede no ser tan prolongada como sería necesario. Aunque esto lo puedo “controlar” con medicación.
Pero esto no es tan útil para mí dado que no tengo sensibilidad y no puedo culminar con el orgasmo. Me puede ayudar psicológicamente pero el objeto es que mi mujer pueda seguir teniendo una vida sexual genital más o menos como antes.

No es mi caso porque no lo necesito pero sé que hay técnicas no invasivas para ayudar a tener eyaculación. Alguna vez lo intenté en el hospital con el Dr. Amor, pero a mí no me resultó. El objetivo es obtener espermatozoides para poder tener hijos. No era mi caso, pero quería probar a ver si funcionaba. Para los lesionados que quieran tener hijos existe esta técnica pero hay algunas otras y con resultados satisfactorios. Pero ninguno de ellos tienen que ver con la recuperación del orgasmo. Todos son para obtención de espermatozoides.

No voy a hablar acá de la satisfacción sexual o no de mi querida Clau (pueden preguntarle a ella si es el caso). Seré un poco egoísta y escribiré sobre mí.

Estoy descubriendo otras formas y otros “lugares” de sensibilidad que si bien no son para nada similares a lo que ya bien conocía, me dan la posibilidad de sentirme de forma muy placentera. Tiene que ver con una sensibilidad que se agudizó en mi espalda y en algunos puntos de mi pecho. En la espalda la hipersensibilidad se agudiza y por varios minutos la puedo disfrutar en forma plena. En el caso del pecho es muy extraño. En una situación de vida normal me molesta bastante si algo, alguien o incluso yo mismo, apenas me toco. Es concretamente en el frente, donde terminan las costillas, bajo las tetillas. Me irrita bastante sobre todo si es algo que me roza o me toca de forma inesperada. Yo la llamaría una hipersensibilidad “mala”. Pero si estoy relajado y en el “fragor de la lucha” de mimos y caricias esta sensibilidad magnificada se transforma en “buena”. Lo mismo pasa con mi cabeza que se convierte en una especie de antena receptora y amplificadora de caricias.

Todo este conjunto de arrumacos y mimos hacen que me pueda elevar para realizar un vuelo de placer y éxtasis que dura unos cuantos minutos. No tiene un punto culminante ni es tan devastador, dramático y explosivo como un orgasmo pero debo reconocer que cada día estoy disfrutando más.  

Eso si. Tengo que agradecer a Clau que paciente y amorosamente pone todo su amor en ayudarme al redescubrimiento de la nueva vida.

jueves, 5 de abril de 2012

Mi primer año del resto de mi vida.


Hace un año que tuve el accidente. Hace un año que tuve “síndrome de lesión medular D8 ASIA A, fractura estallido vertebral de D-8 con fragmento que invade el canal medular. Fractura de láminas izquierdas D11-D12. Fractura de 10ª costilla derecha. Hematoma epicraneal hemisférico derecho”, como dice el informe médico. Hace exactamente un año que percibo mi entorno de otra manera muy distinta. Desde hace un año lo que me rodea comenzó a ser una nueva aventura.  Hace un año que soy parapléjico.

Muchas veces pensé en qué pasaría si volviese atrás en el tiempo. Cambiaría las cosas justo para eludir ese preciso momento en el que di vueltas con el coche, obviamente. No puedo cambiar y nadie puede hacerlo hasta el momento. Recordar es bueno pero es inútil perder energías en elucubrar maneras de rehacer instantes. No puedo cambiar lo que está hecho. Solo puedo intentar moldear las cosas de aquí en adelante.

Con respecto a cómo sería mi vida fue lo que más me generó dudas al principio. Cómo sería la vida de mi compañera. Pensé en la subsistencia, en mis deudas económicas, mis obligaciones morales. En si podría seguir desarrollándome, seguir haciendo música. Y por supuesto que pensé en la muerte. La que no fue y la que podría ser.

Ahora necesitaba saber cuál era el punto de partida. Dónde estaba parado. Desde donde debería recomenzar.

Los miedos mayores desaparecieron cuando supe que podría ser independiente. Independiente para asearme, vestirme, cuidarme y mantenerme. Independiente de asistencia permanente. Me sentí muy tranquilo al ver que podía coordinar los movimientos de mis brazos y manos. Tener estabilidad en el tronco y que mi cabeza (mal o bien) seguía funcionando como hasta ahora.
Me sentí muy aliviado de poder expresarle a Clau que no había necesidad de sentirse atada a mi. Podríamos dejar de llevar adelante el proyecto de vivir juntos si fuese necesario. Ella me hizo sentir mucho más aliviado con su respuesta. También quiero y necesito decir que gracias a ella tengo la fuerza necesaria para mirar adelante.

Entonces quise volver a comenzar a vivir. Curar lo que había que curar lo más rápido posible, reeducar lo que fuese y aprender lo nuevo. Despedirme de algunas cosas y darle la bienvenida a otras.

No es fácil.

Si bien mi proceso no fue, ni es, doloroso físicamente hay secuelas con las que todavía no estoy acostumbrado. Mareos, sensaciones imposibles, dolores neuropáticos, sensaciones nuevas, espasmos, sobreesfuerzos en los brazos, reeducación de esfínteres, la imposibilidad de caminar y algunos etcéteras más. Nada imposible de sobrellevar pero que exige esfuerzos y voluntad.

Hoy por hoy solo puedo hablar de lo que es y no lo que fue. Alguna vez en el blog hablé de tener la fe del rosal. A pesar de una poda involuntaria la planta se esfuerza y da sus mejores flores. Sigo teniendo esa fuerza y convicción.

Y hablando del blog creo que ya cumplió el objetivo que me propuse. Contar un poco a partir de recuerdos mi experiencia de rehabilitación.

Clau me regaló una torta para festejar mi primer año de nueva vida.
Hoy en mientras me despertaba y pensaba en lo que acabo de escribir me propuse no cerrarlo y darle un nuevo objetivo. Intentaré seguir contando recuerdos y experiencias de mi nueva vida. Sigue sin gustarme mucho hablar por teléfono o chatear. Sigo pensando que desde las teclas puedo hacerlo mejor.