miércoles, 25 de enero de 2012

¿Qué se va a servir el señor?


Los primeros días eran novedades continuas. 
Una sorpresa fue una mañana recibir a una auxiliar que con un papel y lapicera (boli) me preguntaba, “bueno Horacio, a ver, ¿qué quieres desayunar?”. Y me daba opciones “hay leche, colacao (chocolatada), café, café con leche, descafeinado, té, yogur o zumo (jugo) de frutas”. Y luego enumeraba “y para comer ¿prefieres, galletas, biscotes (tostaditas) con mantequilla (manteca) y mermelada, bollería (una especie de facturas industriales HORRIBLES), pan o frutas?

Después de la elección venía el desglose de opciones para el almuerzo. Podías elegir tres opciones de primer plato, tres opciones para el segundo plato y varias opciones para el postre. Aquí ya comenzaba a embarrarse la velocidad de elección porque había elecciones difíciles para un argentino transculturado. Entonces preguntabas qué era ese bendito “fogonero”, o cómo eran esos “huevos estrellados” o la “sopa castellana”. Porque en general, la sopa en España, no siempre es la misma que la sopa a la que estaba acostumbrado a tomar en Argentina.

La elección continuaba con la merienda donde las opciones eran exactamente las mismas que en el desayuno.

Luego pasábamos a la cena. Tres primeros, tres segundos, varias opciones de postres. Siempre distintos a los del almuerzo.

Y me reía cuando me preguntaba por la “recena”. Un vaso de leche o de jugo de frutas que por lo general ayudaba a tomar la medicación nocturna. No venía en la bandeja. Las que lo repartían eran enfermeras y auxiliares. Pasaban con un carrito por las habitaciones a eso de las 23:00 hs. Como era una opción que, aparentemente no tenía que ver con la cocina, te preguntaban qué querías. “¿Leche o zumo?”. Recena, lo llamaban ¡¿mirá vos?!

A la mañana, después del aseo, serían las 8:30 venía una bandeja cubierta. Cuál era mi sorpresa en encontrar que venía exactamente lo que había pedido.

Lo mismo al mediodía. A eso de las 13:00, venía otra vez la auxiliar con la bandeja cubierta. ¡Y seguía viniendo todo correcto!

A las 16:30, y después de despertarte de la siesta para tomarte la temperatura, la merienda.

Y a las 20:30 la cena.

Todas las comidas, al venir en esa bandeja de plástico con tapa, venían calentitas. La bandeja era muy aparatosa pero no pesada. En un costado había un impreso donde estaban el nombre del paciente y en forma codificada, lo solicitado. Tenía un hueco donde se ubicaban perfectamente los platos, tazas y demás complementos. Todos aquellos platos que llevaban caldos o salsas, venían perfectos y sin derramarse. Siempre con una pequeña hogaza de pan, cubiertos y aderezos.

No había comidas muy elaboradas. No había menúes de grandes restaurantes. Pero nunca me hubiera imaginado que en un hospital público éste fuese tan variado y con platos hechos con tanta imaginación. Se notaba la variedad, no solo de gustos, sino por las características de los alimentos. 

Algunos platos se repetían, pero era de agradecer. Además resumía, por la variedad que había, una particular dedicación y hasta me atrevería a decir amor, cuando se realizaban. Tanto en pensarlos por los nutricionistas, en prepararlos por los cocineros y en entregarlos por las camareras. Estas últimas traían todas las bandejas apiladas en unos carros. Llegaban a la planta y en la puerta del comedor tocaban un timbre para que las auxiliares supiesen que ya podían repartir bandejas.

Sin embargo había gente que se quejaba. No les gustaba cómo estaba hecho. Se quejaba. Creo que era el mayor motivo de queja de algunos pacientes. Y lo hacían saber. “¿A esto llaman Pisto? ¡El Pisto no se hace así!”. ¡Y el Pisto en cuestión estaba buenísimo!

Cuando llegaron los días de ir y venir en silla de ruedas, ya comía en el comedor de mi planta. Mi sorpresa fue más, todavía. No solo ya podía hacer yo mismo el relleno del formulario de la comida (lógicamente, seguía preguntando lo que no conocía), sino que me enseñaron a utilizar una terminal que había en los pasillos de cada planta en donde se podía elegir el menú.

El sistema se llama eComanda. Está desarrollado por el Centro de Innovación en Tecnologías de la Información (CITIs) del Servicio de Salud de Castilla La Mancha (SESCAM).
Esta terminal con el eComanda cargado tenía muchas características novedosas. Entre ellas estaban que acercando tu carnet de paciente del hospital al tablero donde podías apoyar las manos, reconocía tu identidad. Solo acercándolo. Yo siempre llevaba puesto el carnet colgado de la silla de determinada manera que no necesitaba acercarlo. Simplemente por llegar, me reconocía.
Otra característica es que el tablero tenía dos botones. Servían para subir o bajar todo el dispositivo. Es decir, podías hacer el pedido tanto de pie, como sentado y hasta arrodillado (como lo vi hacer alguna vez).

Lo más llamativo era que tenía una pantalla táctil.

El menú se presentaba con las cinco comidas diarias. Y ahora venía algo que a mi me ayudaba mucho y me ahorraba preguntas. La mayoría de las opciones tenían fotos (que podían agrandarse para apreciar mejor) y una breve descripción de los componentes. Toda elección con un dedito. Confirmabas y ¡zás!, ya estaba hecha la elección. Divertido, práctico y muy útil. Y si no querías elegir, el sistema ya estaba preparado con una pre-selección hecha en base a lo que los nutricionistas consideraban lo más equilibrado para cada uno.

El único inconveniente que podía tener el uso de este aparato era la gente mayor que no tenía la más pálida idea de cómo manipular un terminal con estas características. Había personas que se esforzaban, aún con dificultades, en realizar su pedido y demoraban tanto que se hacía cola. Otros, solicitaban nuevamente la ayuda de las abnegadas auxiliares que volvían a demostrar su paciencia con una sonrisa.

8 comentarios:

MªÁngeles dijo...

Pues creo que nadie ha alabado los platos, el sistema de elección y la solicitud electrónica como tú. Hay personas que han estado en varios hospitales de la red pública ya sea antes o a raíz de la lesión y dicen que en Parapléjicos es donde mejor se come pero son los menos. La gente, en general, tiende a quejarse del menú a pesar de lo variado y han llegado (hace años) a hacer huelga por este motivo cuando habría otras razones para hacerla por temas menos cuidados. Algunos parecen que quieren destacarse con su protesta y dar a entender que su nivel sociocultural o de ingresos es mayor.
Puedo entender que "como en casa en ningún sitio" pero eso en relación con la comida y con todo.
Estoy segura que muchos no habían comido antes tan bien como lo hacen en el H.N.P. y, encima, servido en bandeja.

MANDALAYC dijo...

Horacio para la gente que por suerte no ha estado nunca en el hospital ,pienso que has transmitido muy bien como nos tratan en este ámbito,la hora de las comidas.
En mi caso lo que mas me ofendía es como algunos pacientes despreciaban de muy malas formas las comidas.Llegue a escuchar comentarios como-Estas albondigas son repugnantes,como pretenden que comamos esto.
Lo que mas me molestaba es cuando alguno se quería hacer el graciosillo y para despreciar la comida que nos ponían decía-Me pregunto que ¿cuando traen las cigalas o el cordero?.
Por mi cabeza pasaba lo siguiente, seguro que en sus casas comen todos los días, mínimo, un par de langostas y caviar.
En este mundo somos muchos,cada ser humano,es de una manera,y cada uno tenemos distintos gustos.Nunca se debe despreciar el trabajo y la labor de mucha gente que no vemos,pero que están hay. currándoselo.Debemos de ser mas agradecidos.¿Cuanta gente hay en todo el mundo, que no tiene nada absolutamente para comer?.
Por favor seamos mas sensatos y pensemos que todos formamos parte de este planeta y que si cada uno de nosotros nos pusiéramos en la piel de los que no tienen nada,quizá esto cambiaría a mejor.(Si realmente es lo que queremos).

horacio novello dijo...

Mariángeles, yo creo que algunos se quejaban porque es gratis hacerlo. Por otro lado creo que tenés razón en que otros necesitan destacarse con la protesta. Esto último creo que es debido a que hay casos en los que no hay motivo alguno de queja por el Hospital y el trato.
Además estoy convencido, como vos, en que muchos, solamente en calidad, jamás comieron tan bien como en el Hospital.

horacio novello dijo...

Yolanda (MandalaYC), no creo tanto en que las bromas fuesen con mala intención. En mi caso, yo también las hice. Me acuerdo que decía "Ey... ya hace una semana que pedí parrillada argentina y todavía nada!". También hacíamos bromas con Paco y los chicos sobre las zanahorias y la gran cantidad que ponían en casi todos los platos. Pero no era con mala intención. Solo bromas.
Estoy totalmente de acuerdo con lo demás que decís.
¿Te acordás de nuestros encuentros en el comedor?
Jamás me voy a olvidar que a veces charlábamos en voz alta (no estábamos tan cerca) y te pregunté qué te había pasado.
Vos me lo comentaste y después me dió una culpa tremenda porque me lo comentaste y te escuchó todo el mundo. Ahí aprendí a no querer saber cosas tan particulares a los gritos.
Te pedí disculpas por eso. Vos generosamente me las aceptaste.
Te quiero mucho Yoli.

MªÁngeles dijo...

Me encanta la manera tan espontánea y clara que tiene Yoli de expresar las cosas así como la amistad que se ha creado entre tú y ella, Horacio. También tú lo cuentas claro y tienes muy lindas expresiones de amor para tu fiel seguidora, Yoli. Me ha gustado lo que aprendiste respecto a que no hay que querer saber de más y que la discreción es algo que debemos todos de cultivar. Yo me alegro de haberos conocido y soy afortunada por lo que me aportáis.

MANDALAYC dijo...

Sois los dos un amor,me encanta ser participe de vuestros blogs.
Siempre procuro expresar lo que siento.Hay veces que en mi vida me tomo las cosas muy a la tremenda.Reflexionando me doy cuenta que mi amigo Horacio tiene razón las bromas son simplemente formas de pasar mejores momentos y no tienen porque llegar mas lejos.
Tengo presente que los dos sois buenos amigos y que entre nosotros el lazo que nos une nunca se romperá porque estamos para ayudarnos los unos a los otros.Horacio,Mari Angeles os quiero y mucho.

MªÁngeles dijo...

Yoli : fuiste todo un descubrimiento a raíz de integrarte en nuestro Grupo y sé que aportaste mucho al igual que tu marido (cuando asistió) aunque éste de forma más silenciosa. Espero que nosotros te aportáramos a tí también. Un beso y nos vemos pronto.

Monica dijo...

yo trabajo con venta de casas y me es tan dificil relacionarme con la gente, creo que ellos se quejaron por aburrimiento y por no tener nada que hacer