sábado, 31 de diciembre de 2011

La liberación de Matrix


“Señor, bienvenido a la presentación de impresoras con la tecnología más moderna del mercado actual.”

Así comenzaba la bienvenida que me hacía este tipo. ¿Qué estoy haciendo aquí en esta presentación de una pavada tan grande como estas impresoras? ¿Qué tienen de especial?
Eso si, el lugar era espectacular. Estaba muy bien montado. Mucho inoxidable que contrastaba con dispositivos y mobiliario de un plástico de colores mate donde predominaba el rojo.
Impresoras. Cartuchos de colores. Muchos, cientos, que se conectan con unos tubos también de colores muy modernos. ¿Pero qué es esto? ¿Qué tan prácticos pueden ser estos cartuchos que van conectados por medio de esos tubos? Si, son tubos. Por ahí pasa la tinta. No son cables. Pero están a una distancia enorme de las impresoras. ¡Qué cosa tan complicada y aparatosa! ¿Quién va a comprar estos cachivaches con esta distribución enorme de cartuchos y tubos?

Pero, a ver un momento… ¿qué está pasando? Me doy cuenta que todo este tiempo estuve recostado en una especie de habitáculo con la forma de mi cuerpo parecido a una camilla pero de pie. Me atan automáticamente. Los mismos tubos que alimentan a las impresoras me rodean de tal forma que me dejan fijado a esa especie de cama perpendicular. Me quiero separar de esa litera moderna pero no puedo.

“Caballero, todo bien con la presentación, pero déjeme incorporar por favor”, le digo esto a no se quién porque hay mucha gente dando vueltas por ahí.

“No se preocupe señor, quédese tranquilo pero debe permanecer ahí hasta que todo termine” contesta alguien muy cortésmente pero con una autoridad demasiado fuerte para mi gusto. ¡Qué idiota!

Neo en el momento de desconectarse de la fuente de energía de Matrix
Me siento como Neo cuando se está desconectando de la fuente de energía de Matrix. Pero sin tanta humedad como en la peli.
Miro alrededor y veo otros habitáculos. A mi izquierda hay una señora de pelo corto y castaño. Tendrá unos 60 años y está recostada en su habitáculo. Sin hacer ningún lío, ni siquiera prestaba atención a lo que pasaba a su alrededor. Está dormida plácidamente. Pero… ¡está desnuda! Bueno, no tan desnuda. Una especie de sábana tapa sus pechos y su pubis. Pero sé positivamente que debajo de la sábana está completamente desnuda.

“¡Señor, discúlpeme pero necesito reincorporarme!” Grito y a la vez intento desentrañar la maraña de tubos.

“Aguarde un instante más… no se apresure y tranquilícese, ya va a poder irse.”

“No, por favor, si ya estoy bien… ¿no ve que estoy consciente? Déjeme ir, por favor”

¿Consciente? ¿Dije consciente? Pero si.. ¡Claro! ¡Ahora lo entiendo! Estoy en la sala de recuperación. Me acaban de operar y estoy despertando de la anestesia. Estoy en observación todavía. ¡Por eso digo estas pavadas!

“¡Ays, por favor. No me hagan caso! Les pido disculpas, vean, vean. Me quedo quietito. No haré estupideces. Pero ya estoy bien…. Se ve que la anestesia…”

“Si, si, espero… estén tranquilos que espero… ya sé que estoy despertando, perdónenme. No voy a hacer locuras, no hago tonterías, no voy a entorpecer y me quedo quieto. Ya estoy bien.”

A toda costa quería que supieran que ya no estaba en estado de boludez. No iba a dar más espectáculo y ni siquiera intentaría moverme para no joder nada de la operación que me acababan de hacer. Y sobre todo, ir cuanto antes a la habitación.

Sinceramente no se si todo lo que relato realmente lo dije, lo grité o lo soñé. Tampoco se si realmente quise escaparme de la camilla o desconectar alguna sonda o alguna vía. No tuve oportunidad de preguntar. Ni quise hacerlo, creo que por vergüenza.

No hay comentarios: