En Parapléjicos, la mayoría de las veces cuando ya te incorporás y tenés una
vida más o menos de cierta independencia, los enfermeros te avisan de tus
actividades extraordinarias para el día siguiente. Es decir, si te tienen que
hacer una radiografía, o una resonancia, o una consulta especial, te avisan. A
veces vas dispuesto a disfrutar de una cena que estas esperando por su
prometedor contenido y te encontrás con un caldito y una fruta inamovibles porque al otro día tenés una prueba de urodinamia.
Pero con la psicología clínica es distinto. No es
obligatorio ir.
Yo tengo un alta de enfermería, un alta de medicina interna,
un alta hospitalaria, un alta de fisioterapia, un alta de terapia ocupacional. Pero
me puedo ir a casa con una bruta depresión.
Y hasta los mismos colegas profesionales pueden llegar a
boicotear el área. Como lo que me dijo ese enfermero, la primera frase de
este post.
Dependía de mí. Bueno, tampoco fue tan así la primera vez.
Recuerdo un día que me sacan de la habitación con la cama.
Hacía dónde iré?, me pregunto. Le hago extensiva la duda al celador. “Vamos a
psicología”, me responde.
Me hizo mucha gracia entrar a un despacho de psicología rodando
en una cama. Un estudio muy bonito con dibujos de pacientes, cuadros sugerentes
con desnudos artísticos pero con silla de ruedas, flores, libros, una bandejita
con caramelos y muchas cosas más. Tantas cosas como preguntas que me hacía la
doctora. No recuerdo muy bien qué dije ni qué me preguntó pero debí de sentirme
muy cómodo porque ya estaba “enganchado” en un grupo de terapia de relajación
que empezaba la otra semana. Así comenzó mi relación con esta área un poco
negada tanto por los pacientes como por los propios profesionales de cosas “más
concretas”.
Evidentemente Mariángeles, una de las profesionales del área,
recibe a todos sus pacientes. Pero me consta, por comentarios recibidos, que
muchos no vuelven porque se cree que la rehabilitación está más cerca del
gimnasio que del tercer piso.

Tuvimos terapia sexual en grupo. Quizá el tema de sexualidad
era solo un enganche porque a veces éramos tantos que no entraban nuestros
cuerpos, sillas, camas y esposas en ese despacho. Y hablábamos de sexo pero terminábamos tocando todos los temas. Y eso, creo, era lo que necesitábamos realmente. No existe en la
rehabilitación un espacio como ése.
Guardo mucho afecto de la gente del Hospital y de todos
estoy muy agradecido. Pero con la única persona con la que sigo manteniendo
contacto hasta el día de hoy es con la doctora María Angeles Pozuelo.
¿Será que todavía estoy esperando obtener su alta?
5 comentarios:
¿Servir de bálsamo? Creo que es lo mejor que un paciente me ha dicho. No saben lo que se pierden los profesionales que ponen una distancia protectora con los pacientes por miedo a compartir sus problemas y a sufrir con su sufrimiento. Es tanta la gratitud que me llega de los pacientes y sus familiares que la "tarea" e implicación merecen la pena. A día de hoy, tras su alta, siento que ya no tengo una relación paciente-profesional con tantos de ellos sino que parecemos una gran familia y es muy gratificante recibir en Navidad felicitaciones desde diversos lugares de nuestra geografía.
Gracias, Horacio, por haber considerado mi Área un "Jardín"y me alegro de que tú y tu Clau os hayáis sentido bien en él aunque a veces "achuchaos". Una vez me dijo una paciente "viejita" : ¡"Qué casita tan agradable!". He pretendido que el espacio sea acogedor tanto para pacientes-familiares como para mí donde paso tantas horas metida.
Gracias, Horacio, por ese regalo que nos haces con tu excelente afrontamiento y normalización, gracias por este hermoso Blog que has elaborado en tan poco tiempo que demuestra, con creces, que tienes el Alta de Psicología.
Te lo dije en un correo. Pero tengo ganas de responderte también acá.
"Mariángeles, es hermoso poder darnos gracias mutuamente. Eso significa que estamos haciendo lo que tenemos que hacer en nuestra vida. Dar y recibir amor. Y aclaro y ratifico la palabra “amor” porque uno puede comprar con dinero y está recibiendo algo a cambio. En esa transacción la gente se da las gracias mutuamente. Pero eso es cortesía. Y en el amor están mucho más implicadas las cosas importantes.
Yo entiendo que todo el mundo en el Hospital trabaja a cambio de un salario. Pero la gente como vos y como varios otros, hacen del amor una herramienta cotidiana."
Horacio, que bien te expresas ,siempre recordare aquel dia en el gimnasio , yo entre lágrimas , te dije algo parecido a esta frase . Tu que tienes tanta sabiduria , una vida intensa y tanta inteligencia , creo que no eres capaz de soportar lo que te ha tocado . ( El dia anterior habia visto unas fotos tuyas antes de tu accidente ). Horacio me tranquilizaste mucho cuando me dijiste que tu seguias siendo feliz y ahora te entiendo . Estoy enganchada a este blog . Y me doy cuenta que tu eres super consciente de todo lo ocurrido y tienes la capacidad de psicologicamente aceptarlo . Te admiro . Creo que al fin y al cabo todos los que estamos pasando por esto ,somos admirables, por el gran afan de superacion, fisica y mental -
Yolanda, me alegro que me leas y me alegro más que participes y opines. Lo que vos digas es muy importante. No solo para mi sino para los demás también.
Claro que vos también sos admirable. Lo que te pasó y lo que pasaste para salir no es cualquier cosa. Sos un ejemplo. Y te quiero mucho.
Un beso enorme.
Claro que todos sois dignos de admiración, Yoli, tú también ¡cómo no! aunque no todo el mundo tiene tan buen afrontamiento. Horacio ha sabido hacer buen uso de su potencial y no intelectualizar mucho la lesión y eso le va a hacer más feliz que a otros y desde este Blog va a llegar a mucha gente. No me extraña que te haya enganchado, a mí también y le daré la mayor difusión posible. Aprovecho para agradecerte todo lo que nos diste y tus intervenciones tan valiosas en el Grupo. Gracias y te deseo que tomes la lesión como la tomó Horacio.
Publicar un comentario