miércoles, 19 de septiembre de 2012

Ser feliz


Los que dicen que son felices, ¿qué quieren decir con ser feliz?

La respuesta podría ser que es una sensación interna de satisfacción, paz y alegría. Y ¿qué o quién la produce?

¿Manos llenas por tener el corazón contento? O ¿tener el corazón contento por tener las manos llenas?

Dinero, logros personales, salud, reconocimiento social, poder, amor, justicia, igualdad. Muchos conceptos dispares con los que se puede convivir, o no. Algunos dependen de uno y de nuestra autosuperación. Otros de las circunstancias con las que nacemos. Muchos del azar, unos pocos de la “gracia divina”. También dependen de la etapa que estemos viviendo. Y no todos estamos de acuerdo con estas nociones.

También la intensidad del efecto en el tiempo puede definir la felicidad. Un momento, un instante. Una época, un período. Toda la vida… o nunca jamás.

Muchas veces le pregunto a la gente que quiero si son felices. Me siento responsable de su felicidad. Recuerdo que se lo preguntaba a mis hijas cuando eran chiquitas sólo para que me dijeran que si. Y abrazarnos riendo.

Y ahora, después de la lesión, ¿seré feliz? O ¿tengo que estar “completito y enterito” para poder serlo?

Charlando, leyendo, escuchando a compañeros lesionados es muy recurrente esta pregunta entre nosotros. Pero es una pregunta que no se hace y se intenta responder a la vez.

Quizá la mayoría entiende que un lesionado medular perdió la posibilidad de ser feliz. Me pasó varias veces que preguntando a alguien un simple cómo estás, me respondía haciendo una salvedad a la lesión.

Mucha gente se acerca a mí con un cierto recelo. Una especie de condescendencia. Una rara meticulosidad. Como con miedo a preguntar para no despertar al hombre perturbado por un accidente que lo dejó parapléjico y evidentemente “no puede ser feliz”.

También es mi culpa. Un día un vecino me saludó y me preguntó “¿cómo andás?”. Yo le respondí con la cruel obviedad “andar lo que se dice andar… no ando. Pero voy sobre ruedas”. Y lo lógico sería que nos riésemos todos y que nadie se sintiese con necesidad de pedir perdón.

A veces nos confundimos y pensamos que reclamar igualdad en el trato, o al revés, pretender diferenciación, pedir que se adapten y transformen las barreras arquitectónicas, no lo tenemos que hacer porque somos discapacitados. Tenemos que exigirlo porque somos exactamente iguales a los demás.

No demos pena. No nos hagamos más la famosa pregunta: ¿por qué a mí? No tenemos ningún derecho a dar lástima.

Sonriamos cada vez que nos pregunten cómo estamos o cómo andamos. Y planteémonos la posibilidad de volver a ser felices. Porque para eso estamos acá y cualquier otra cosa es perder tiempo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por contribuir, entre otros, a mi felicidad. ¡Buenas noches!

MªÁngeles

Anónimo dijo...

Hola Horacio:

Extrañaba tus entradas.

Esta entrada me parece genial, me gusto mucho, una vez le dije a mi amigo, "Pese a todo tenemos que ser felices" y su respuesta fue: "Ser Feliz?, quien dice que es feliz después de esto es un mentiroso"

Sin duda comparto contigo que el hecho de que las circunstancias nos hacen vivir momentos felices, pero sin duda también depende de nosotros.

Yo creo que el hecho de estar parapléjico no impide ser felices, conozco personas que sin lesión, son amargadas, su rostro es duro, nunca sonríen, nada les parece y todo critican, pero no hacen nada por cambiar.

Espero en verdad que muchas personas se den cuenta que pueden ser felices!!

Adry

horacio novello dijo...

Adry, decile a tu amigo que tiene que hacer una elección. Tiene que elegir un camino.
Yo, personalmente, le recomiendo que se ponga la mochila (los cristianos dirían que cargue con su cruz), y camine toda la vida con ella. Si. Definitivamente que camine.
La realidad es ésta y nuestra felicidad es disfrutar de esa andadura.
No podemos seguir anhelando lo que no hay. Decile que deje de mirar para arriba o para atrás. Que mire para adelante y por supuesto que mire también a su lado. Que la felicidad también reside simplemente en hacer ese camino y disfrutar del amor de quienes nos rodean.

Adry, gracias por tus visitas, tu sensibilidad y tu esperanza.

horacio novello dijo...

Mariángeles... qué decirte.
Me enorgullece contar con vos. Me hace feliz también saber que estás ahí.
Muchas Gracias.

Anónimo dijo...

Así lo haré gracias!

Adry

MªÁngeles dijo...

Es otro orgullo contar con personas ccomo "vos", como Adry.
Creo, Horacio, que han merecido la pena estos blogs que tanto nos aportan.
Espero veros pronto a tí y a Claudia en la revisión.