miércoles, 8 de febrero de 2012

Sex, drugs, no se... pero rocanroll


Los primeros días después del accidente pensaba y maquinaba cómo sería mi vida a partir de ahora. Si podría seguir trabajando o no. Hacía una traslación de las funciones y responsabilidades que tenía en el trabajo y me imaginaba cómo sería con la silla de ruedas. 

La ecuación lógica indicaba que no podría hacer lo mismo que hacía antes. O por lo menos no de la misma manera. Sabía que de alguna u otra forma algo iba a hacer. No estaba muy preocupado. Tenía pleno control de brazos y manos. Mi cabeza funcionaba igual que antes (bueno o malo pero funcionaba igual). Sólo no podría caminar.

¿Y la música? ¿Podría seguir tocando la guitarra? Claro que si. Me imaginaba sentado frente al ordenador, la consola, el teclado y los aparatos. Sentado con la eléctrica y el bajo. Sin problemas. De todas formas puedo usar la correa. Pero… ¿y la clásica?

En un post anterior (En rescate de las almas del hospital) comenté que le pedí a Clau que me llevara la guitarra al hospital y la buena de mi mujer bajó un día del autobús con “la niña”.

Herbert Vianna - Os Paralamas - voz y guitarra 
Por un lado, bien. Mis dedos reconocían las cuerdas y podían acariciar como antes. No había perdido el tacto. Lo que si había perdido era la estabilidad necesaria para mantener el instrumento sentado y con las dos manos ocupadas. Además, por ese entonces, me obligaban a usar una especie de collarín/peto que mantenía toda mi columna en cierto estado de rectitud. Estar sentado no significaba estar sentado como antes. El esfuerzo provocado para intentar tocar. Tocar bien y no caerme, hizo que tuviese dolores bastante fuertes en la espalda que duraron varios días.
Esto derivó en un reto por parte de la doctora. Mi espalda todavía no podía hacer esos esfuerzos. Era un problema.

Un tiempo más tarde los chicos de mi banda organizaron un ensayo y me invitaron a volver a tocar.
Era un desafío. Era la prueba que definiría si podría volver a tocar en vivo (directo).

Conocía el caso de Herbert Vianna, vocalista y guitarrista del grupo Os Paralamas Dos Sucesso. El tipo quedó parapléjico después de un accidente aéreo. Volvió a tocar con el grupo y aparentemente sin problemas.

Pedí permiso para salir y llegar tarde. Me vino a buscar un amigo, el baterista de la banda. Fue mi regreso después de tanto tiempo al barrio y a la sala de ensayo.

La experiencia fue muy buena. Toqué y canté sin problemas. Quizá no tuviese tanto caudal en la voz y tal vez no llegaba a notas muy agudas en el diapasón del bajo, pero todo salió bien. Podía volver. 

Horacio Novello - El Ladrón de Cascabeles - voz y bajo

Con la guitarra clásica sigo teniendo algunos problemas. Conseguí mayor estabilidad, busqué una posición mejor. Pero no puedo estar mucho tiempo en ese estado. Sólo la voy a utilizar para grabar.

Con el grupo, actualmente seguimos ensayando y ya tenemos dos fechas para presentarnos. Yo me estoy cuestionando la posibilidad de cobrar un caché más alto que el resto solo por el morbo que voy a causar.

1 comentario:

mªÁngeles dijo...

Horacio, tómate tu tiempo. Me parece que quieres "correr antes de andar". Es pronto para valorar hasta dónde llegarás y cómo podrás tocar. Además, ese Herbert del que hablas, si es el que veo en la imagen, entiendo que ya tiene el grado de veterano en el mundo de la paraplejia y tú estás aún"tiernito"; su silla es más aerodinámica que la tuya, me parece. Así que "poco a poco", como aprendiste a decir en el Hospital.