Cada vez que venía o se iba alguno trataba de mirar para
animarme a pensar que yo también podría hacerlo sin problemas.
La mayoría lo hacían elegantemente y sin muchas
dificultades. Abrían la puerta, un par de movimientos y sacaban la silla, se sentaban y
ya está.
Yo intentaba hacerlo lo mejor que podía en terapia (Terapia
ocupacional). Pero tengo que reconocer que me costaba. En el piso donde estaba
terapia habían simulado la mayoría de las posibilidades arquitectónicas y
mobiliarias con las que un lesionado medular puede encontrarse en su casa y en
la vida real. Convivían sillas, sillones, camas, duchas, bañeras, inodoros
(váteres) y unos cuantos etcéteras más.
Había también un coche para aprender a
entrar y salir. La fisio me trataba de explicar la lógica de los puntos óptimos
para aplicar la fuerza. Y los lugares que me darían la seguridad y la
estabilidad en el proceso. Lo hacía así porque sabía que era mi forma. Mi manera
de encarar mejor las transferencias. Primero me pasa por la cabeza y luego
intento plasmarlo. Pero claro, hay más factores.
Ese era el motivo por el que observaba a los
lesionados que llegaban y se iban con su coche. Intentaba comprender su técnica.
Algunos trabajan en el hospital por eso los veía todos los días. Otros que
estaban para revisiones y simplemente salían a pasear en los tiempos libres.
Entonces llegó el momento de hacer las prácticas.
Hasta el día del accidente tenía el carnet de conducir español. Me acuerdo que luego de un tiempo, después de llegar a España, pude
canjear el que tenía que era argentino por este español. No tuve que validar
nada y examinarme. Solo el “psicotécnico”, como le dicen aquí. Fue una de mis primeras "conquistas burocráticas". Recuerdo que la familia de Galicia me ayudó mucho para lograrlo.
Ahora ese carnet no me servía más. Necesito conducir un
coche adaptado. Que tenga el acelerador y el freno al alcance de mis manos. Ya
no me sirven los pedales. Por eso mismo es necesario reeducar la sincronía de pies
y pedales por la de palancas y manos. Además te tiene que avalar la Dirección
General de Tráfico. Tuve que recurrir a una autoescuela que tuviese un
coche adaptado. El hospital, hasta ese momento (agosto 2011), asumía el coste
de la reválida del carnet. No era necesario elegir la autoescuela. Por motivos de ajuste económico del hospital ahora todo cambiaba. Yo fui uno de los primeros (no se si no fui el primero)
que tuvo que pagarlo. Pero no quedaba otra. Clau se sigue negando a aprender a
manejar (conducir). Quedo yo para poder movernos por esta España a la que es
imposible estar sin tener un coche para poder moverte si vivís en un pueblo chico. Pero no me quejo. A mi me encanta manejar.
Todo el mundo me decía que era muy sencillo. Además si
alguna vez usaste botoncitos para jugar con la compu, ahora iba a ser parecido.
Así fue.
El primer día que me volví a sentar en un coche y poder agarrar
el volante además de sentirme raro, me emocioné un poco. Me costaba reaccionar
a situaciones a las que uno ya estaba acostumbrado instintivamente a realizar
con los pies. Sabía que el auto tenía doble comando pero de todas formas me
sentí seguro cuando salimos a recorrer Toledo.
Fueron solamente tres clases. Después el examen. Fueron unos
cuantos “gire en la próxima”, “pare aquí”, y no mucho más.
Cada vez que me subo y bajo del coche todavía me cuesta un
poco. Supongo que el tiempo será un buen compañero de aprendizaje. Clau, sabe
que no lo necesito. Pero siempre como amorosa compañera que es siempre está
ahí. “Por las dudas…” me dice.
Tengo mis ventajas también. Mi ayuntamiento me facilitó una tarjeta que tengo en el parabrisas. Me permite estacionar en lugares especiales para mí. Y, sin que me multen, en lugares con parquímetro y no pagar ninguna tarifa en España y toda Europa.
![]() |
Subí que te llevo... ¡Tu ruta es mi ruta! |
2 comentarios:
El coche favorece la independencia y ésta la calidad de vida. Asimismo, devuelve la autoestima a la persona con diversidad funcional. Sentados al volante todos somos iguales. He conocido pacientes que usaban el coche como si de la silla se tratase. Con él han ido a comprar la prensa, tomarse una cerveza, etc., todo ello sin salir del vehículo.
Me alegro que el coche te"de alas", Horacio.
COMO BIEN DICE MARI ANGELES ,AL VOLANTE TODOS SOMOS IGUALES.
UN BUEN DÍA LE DIJE A CARLOS QUE PODIAMOS NO PARAR DE DAR VUELTAS CON EL COCHE ,PUES DE CARA HACIA FUERA PARECERIA QUE NO ESTABA YO EN SILLA DE RUEDAS.
ESTO ES UNA PEQUEÑA ANECDOTA ,PERO ES UNA CLARA REALIDAD .
HAY DÍAS EN LOS QUE SE AÑORA NUESTRA ANTERIOR VIDA .
Publicar un comentario