Una mañana, a los pocos días de haber llegado a
parapléjicos, entra en la habitación un muchacho muy delgado. Quería hablar
conmigo. Lo hacía rápido y con una sonrisa constante. Me comentaba que por las
características de mi lesión era idóneo para poder hacer un estudio sobre no sé
qué cosas. Me invitaba a participar. Dejó un papel para que me interiorizase un
poco más y se fue. Volvería dentro de unos días para saber mi respuesta.
A mi no me suponía ningún problema. La metodología sería la
siguiente: una fisio vendría todos los días a ponerme unos aparatitos de
electroestimulación en las dos piernas. Me harían unos estudios.
Electroestimulación unos meses y los mismos estudios nuevamente para ver que evolución
habría habido.
Averigüé un poco de qué iba la cosa. Yo me imaginaba que existía
un departamento de investigación. Creía que sólo desarrollaban sobre células madre
pero comencé a saber que la investigación abarca casi todos los aspectos de la
lesión medular.
Desde la biomecánica y cualquier tipo de ayuda técnica hasta
la posibilidad de la regeneración neuronal, que hasta el día de hoy es uno de
los motivos del por qué no se puede restaurar una médula espinal lesionada.
Existe una línea denominada investigación
básica y otra de investigación
clínica. Dejé los links para descargar un dossier para el que quiera
averiguar un poco más de qué se trata cada una.
El tema es que este muchacho me daba la posibilidad de
aportar un poco, en este caso como objeto de estudio, al desarrollo de
herramientas para tratar a los lesionados medulares.
Evidentemente no dudé en aceptar y me dispuse a prestar mis
piernitas a la ciencia.
![]() |
Estas son mis gambas electroestimuladas |
Tal cual me había dicho, todos los días venía una fisio a la
habitación a llenarme de electrodos en las piernas. Era necesario que yo
estuviese recostado. Luego conectaba un aparatito que en períodos regulares me
tiraba unas descargas que hacían mover los músculos de las piernas. Por
supuesto que yo no sentía absolutamente nada. Tardaba más o menos unos 50
minutos la “sesión”. Este tiempo que duraba nos daba la posibilidad de charlar,
hacer bromas, compartir la vida y reírnos con la fisio. Una chica espectacular
con la que nos hicimos amigos.
Los estudios que debían hacerme consistían en resonancias
magnéticas, estudios neurológicos y densitometrías.
Meses después, cuando terminaron las sesiones y los
estudios, este muchacho que me invitó a participar me dio un informe escrito. Muy
amablemente me comentó los resultados y me agradeció mucho mi participación.
Además, me regaló un par de cajas de dulces típicos de la ciudad de Toledo.
No me costó nada. Conocí unas cuantas personas muy
agradables. Me divertí mucho con alguna de ellas. Salí a pasear (las
densitometrías no las hacían en el hospital). Disfruté de los dulces Toledanos
y me sentí un poco mejor sabiendo que del alguna forma ayudaba
a ayudar a gente lesionada como yo.
No fue el único estudio en el que participé. Ya les contaré
en otro post la otra experiencia.
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