viernes, 18 de mayo de 2012

Malos momentos distintos


Anoche no fue una buena noche. Algunas veces pasa. Todos podemos tener varias malas noches en nuestra vida. Es algo normal.

Mis malas noches, mis malos momentos también son distintos ahora.

Los dolores de cabeza son más definidos. Ahora vienen y se apropian de la situación. Llegan, dan su presente y se adueñan haciéndose señores egocéntricos que reclaman la atención de todos los sentidos. Profundos y sin una razón de existencia lógica.

Antes y cuando digo antes me refiero a la época en que tenía sensibilidad en todo el cuerpo, podía anticipar y evitar desastres gastrointestinales. Ahora es un riesgo. Uno puede reeducar bastante bien el proceso normal pero cuando viene una tormenta con vientos huracanados y que pone en peligro la mar, cualquier barco está expuesto a perder petróleo.

Los espasmos son una adquisición nueva. No hablo de pequeños y breves movimientos de mis pies (particularmente el derecho). Tampoco de la flexión que hace cualquiera de mis piernas si la toco. Hablo de una sensación parecida a un calambre. Los músculos se tensan de tal manera que parece que se van a romper. El dolor es muy intenso. Me pasa cuando me acuesto o me pongo en horizontal. En ese instante todos los músculos de mi panza se enloquecen contrayéndose y por unos segundos no me dejan estirar. Las piernas tienden a mantener la posición de “sentado” hasta que se estiran y quedan rígidas. Este es el momento del clímax. Luego sobreviene la calma. Son unos pocos segundos, pero muy intensos.

Otro regalo que me hizo la lesión son los mareos. Me incorporo en la cama y “voilà”. Si se me ocurre mirar el cielo, ya estamos. También, en ocasiones, disfruto de una especie de borrachera que me deja volando por algún tiempo y sin razón (por lo menos alcohólica).

Compartamos estas situaciones y saquémosle, con la imaginación, una foto a la sensación que recordamos.

Estamos tranquilos y nos damos cuenta que repentinamente nos invade una irrefrenable ganas de orinar que nos hace cruzar las piernas. ¡Necesitamos vaciar la vejiga, necesitamos mear ya! ¡Clic!

Después de evacuar varias veces nuestro intestino fruto de alguna comida que nos cayó mal,  tenemos un ardor muy fuerte en la zona final del trayecto. En otras palabras… ¡Nos arde el culo! ¡Clic!

Es invierno, volvemos a casa después de un día lluvioso. Nos cuesta horrores calentar nuestras piernas y pies. ¡Clic!

Un día intenso de trabajo. Estuvimos sentados diez horas seguidas. Vamos al cine a ver una peli que resulta ser larga y aburrida. Dos horas sentados. Volvemos a casa que está a 200 kms de distancia y que conllevan tres horas más de estar sentados. Llegamos con nuestras asentaderas dormidas y planas. ¡Clic!

Es inexplicable pero estas fotos sensibles las tengo presente varias veces al día y de forma constante por mucho tiempo. Y por momentos todas juntas al mismo tiempo ¿Incómodo, no?

Al dolor de cabeza lo combato con la vieja aspirina. Con los mareos hago como los Filisteos (jodéos). Y a todo lo demás lo combato básicamente con la lógica pero siempre ayudan la  buena música o un libro.





Nota. Este post se lo dedico a Clau, mi compañera. Ella me lo sugirió para que se  sepa que no todo es color de rosa. Con el tiempo aprendo e intento quejarme cada vez menos pero la brazuquita es muy sensible a mis malas caras y mi pésimo humor cuando convivo con todo esto. 

2 comentarios:

MªÁngeles dijo...

Pues si que debe ser fastidiado convivir con todo eso. Estoy con Claudia que todo no es tan bonito como a veces lo pintamos. Siempre digo que para el paciente o lesionado es una lata pero para el familiar no es más fácil convivir con todo eso y con vuestro "mal humor o dolor". Yo lo llamo a esto el "papel del espectador". Quien no está sentado en la silla y no sufre todos sus inconvenientes, realmente no se puede poner en el lugar del otro.

De la lesión medular, lo de menos, que no es poco, es no volver a andar sino el hecho de convivir con todas esas secuelas.

No lo llevas mal después de todo, Horacio. Tengo que felicitaros a Clau y a tí.

Anónimo dijo...

Hola Horacio:
Gracias por compartir esto también con nosotros, en lo personal, cuando leo tu blog, pareciera que todo es fácil y que todo se puede y eso es genial.
Pero también nos dejas ver lo difícil que es adaptarse a las nuevas sensaciones que se tienen y que no hay días fáciles.
Sin duda se que con mucha actitud podrás sobrellevar la situación.
Ahora me has dado a conocer algunas cosas que seguro mi amigo siente y que no comparte abiertamente con nosotros y esto hace que conozcamos algo de lo que no vemos.
Un abrazo!
Adry